Una vida sin pausa ni prisa

La protagonista Mara Rizan, nació en setiembre de 1944. Su familia era pudiente, pero en su hogar reinaba la austeridad (Segunda Guerra Mundial). Tercera hija de un matrimonio campesino costarricense. Su nacimiento frustró a familiares que deseaban un varón apto para trabajar en la agricultura, la ganadería: actividades económicas más significativas en el medio rural de Costa Rica. Su historia se estructura con base en las etapas de la existencia humana: inicia en la primera infancia y termina con la vejez. Ella construyó su propia vida sin prisa, un paso a la vez, salvando los obstáculos que le impedían superar la línea de la pobreza y las dificultades para profesionalizarse. Logró la estabilidad laboral en su adultez joven y trabajó con denuedo. Prosiguió caminando paso a paso para ampliar su carrera académica y adquirir nuevos conocimientos hacia la consecución de sus objetivos. Fue una empleada sobresaliente del hospital infantil costarricense y dedicó parte de su tiempo libre a los jóvenes diabéticos del país. Hoy (2014), jubilada y continúa desarrollando su plan existencial, porque está consciente de que la vida sigue hasta que la muerte la llame.